Dos frustraciones consecutivas ha sufrido el fútbol argentino en el último año: en el Mundial de Sudáfrica no pasó los cuartos de final y en la Copa América tampoco.
Si a esto le sumamos que en el Mundial Sub 17 que terminó la semana pasada Argentina se quedó en octavos de final, hay que afirmar deportes está en involución en nuestro país.
Deportes en los que sucede lo opuesto a lo que pasa en el fútbol.
Veamos: la Federación Argentina de Vóleibol es presidida por un ex jugador, el platense Alejandro Balgeri, desde 2003; en la Confederación Argentina de Básquetbol, el máximo dirigente es el pampeano Germán Vaccaro, desde 2008; la Unión Argentina de Ruygy tiene en el cargo mayor, desde hace un par de años, al tucumano Luis Castillo y la Confederación Argentina de Hockey sobre Césped, es presidida por el mendocino Daniel Marcellini, quien está en su segundo período de mandato.
El vóleibol (hace poco terminó cuarto en la Liga Mundial), el básquetbol (cuarto en el Mundial Sub 19), el rugby (ejemplo de planificación con antelación como lo testifican la preparación de Los Pumas para el Mundial y la participación de Los Pampas en la Copa Vodacon) y el hockey sobre césped (actual campeón del mundo) avanzan. El fútbol retrocede.
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